En los últimos años, ha crecido el uso de estrategias societarias para amplificar la influencia de accionistas en decisiones corporativas. Una de las más comunes y controvertidas es la denominada “operación avispa”. Esta consiste en que un accionista divide temporalmente su participación, por ejemplo, mediante usufructos, para repartir derechos de voto entre varias personas formalmente distintas, pero vinculadas a él. El objetivo, podría decirse, es proyectar una pluralidad, para algunos aparente, y así incidir más ampliamente en decisiones sociales, especialmente en elecciones de juntas directivas por cociente electoral o en la conformación de cuórums y mayorías.
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