Por supuesto, acompañado con el consecuente y energúmeno planteamiento de sí el Estado debería esforzarse en retribuir de alguna manera con educación, salud y seguridad, el inmenso sacrificio que los ciudadanos y empresarios hacen por cuenta de su deber constitucional de contribuir a las finanzas estatales.
Una conversación inacabable que genera en muchos, especialmente los que, si cumplimos, una discusión interna que enfrenta nuestro deber con lo que percibimos diariamente, en un País que a pesar de los muchos que aportan con su trabajo y esfuerzo, hay unos pocos sin ningún tipo de vergüenza que se benefician del Estado, desangrándolo vía despilfarro y corrupción.
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